jueves, 17 de junio de 2021

El efecto imbécil


No se trata de ningún efecto, solo es un azar. Las sentencias “a todos los tontos se les aparece la virgen” o “todos los tontos tienen suerte”, son dos auténticas joyas de la sabiduría más profunda y centenaria de los pocos humanos con cerebro que una vez existieron y uno o dos que aún vagamos por el mundo.

Que un tarado que juega con una pelota sea capaz de influenciar sobre tantísimos millones de subnormales como para afectar a la bolsa, viene a decir que esos seres humanos, y por tanto todos en su gran mayoría (estamos en un planeta democrático), son imbéciles de una forma natural, genética.

No pueden hacer nada por remediar su descoordinación mental, su imbecilidad. Ni nadie los puede ayudar. Vale la pena aprovecharse de ellos pues, ya que no sirven para otra cosa. Ya que los tienes, los usas.

Quiero decir que son absolutamente subnormales sin saberlo. Como he dicho siempre, es lógico que una estafa como la de los fascismos con sus prisiones a la población aniñada y aplaudidora, y el uso religioso del bozal (mascarilla o mascareta según la región del planeta) se debe a esa tara mental que, a falta de coronavirus fascista o de un deficiente que juega a pelota, no se había podido detectar y probar con precisión hasta la fecha.

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