lunes, 19 de octubre de 2015

A veces huelo a quemado


Y no es solo el aroma que sale de las chimeneas de las casas; pero me lleva a meditar de buen rollo, con una sonrisa feliz.
Es mi deseo inconsciente de que todo arda. No es que sea pirómano, pero el fuego es una buena solución para la superpoblación, el hambre y la enfermedad.
No me refiero a que ardan los hambrientos, los enfermos y los que están dándole duro todo el día que "te pego".
Hay quien debe arder para evitar la enfermedad, el hambre y el que no puedas pasear tranquilo por una calle sin captar el olor de los sobacos ajenos.
Y si arde algún inocente, no pasa nada, somos muchos. La cuestión es que hay jueces, presidentes y funcionarios que no tendrían que estar respirando. Una vez convertidos en vapor de sangre y carne, las cosas mejorarán.
Ya lo sé, a veces soy un tanto ingenuo, soy consciente de que los malos nunca se llevan su castigo y se descuartiza a los buenos; pero de vez en cuando va bien imaginar estas cosas o disfrutar de un cómic.

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