Las noches de cárcel, de toques de queda marciales en la Nueva y Normal España Fascista del Coronavirus huelen a semen rancio de mil pajas, al acre sudor de la cobardía, al moho de la decadencia y su mezquindad…
Al vómito de los borrachos cobardes.
A la picante orina de las ratas.
Al hedor a bofia en las calles.
A los fluidos y jadeos del incesto.
Al seco excremento del miedo.
Los caudillos, caciques y su bofia, han convertido a España en la letrina nocturna de Europa.
Y los portadores religiosamente fervorosos del bozal, aplauden con el cerebro seco a sus carceleros. Aplauden y obedecen, aplauden y están presos con una sonrisa y esperanza piadosa, aplauden y se arruinan. Y enfermos los cabestros, dicen amén a todo con la testa gacha y el culo lleno de mierda.
La mediocridad votante solo quiere mirar cobardemente desde sus ventanas con un teléfono que no entienden en las manos; con la indolencia de la pereza y la fe de que van a ser alimentados por sus amos fascistas.
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