sábado, 18 de agosto de 2018

Matar: un placer de dioses


Matar es una actividad a la que es fácil y gratificante habituarse. No causa adicción, es meramente instintiva.
¿Verdad que respirar no es una adicción?
Pues eso pasa con matar.
Y cuando se hace un par de veces y nadie te molesta e incluso te pagan y premian por ello, se convierte en aquello que siempre buscaste cada mañana al despertar y que te causaba tristeza al no saber qué.
Precioso…
Y si no que le pregunten a soldados, policías, pilotos de cazas y bombarderos, sicarios, traficantes de droga e incluso políticos: algunos son más ricos que otros, se sienten plenos y felices gracias a la caza; a matar.
Y los que están en la trena, si no fuera por esa adversidad, también serían felices.
A veces siento deseos de ser optimista por alguna espora alucinógena que habré aspirado entre el polen de una forma totalmente aleatoria y afortunada.
Mierda… Esta incontinencia verbal me agota.
Me duelen los dedos de no matar, de tanto escribir, quería decir.
¿Erdogan es una cadena de gasolineras y suministro de gas?
¿Cuánto cuesta un martillo de Thor con un millón de horas de autonomía de vuelo? ¿Y una elfa como esclava sexual?

No hay comentarios: