miércoles, 15 de agosto de 2018

Calor, paletos y madres


Es tiempo de vacaciones, ergo de chovinismos.
Lo malo de ser chovinista (no tiene nada de bueno; pero soy generoso y hoy no me apetece denigrar demasiado), es que son todos unos ingenuos.
Vamos a ver: chovinista es el fanático de su patria, aquel que camina sobre un manto de mierda y piensa que son pétalos de rosas por caminar sobre su “tierra”.
No jodas…
Por supuesto, y aquí reside esa espantosa y patética ingenuidad, se creen que todo el mundo ama y reverencia su país como el propio.
Es por culpa de exaltados patriotas por el que el precio de kilo de estúpido va tan barato. Hay tantos, tanta oferta, que incluso los venden para quemar en las chimeneas.
Hay que tener en cuenta que los países o cualquier región habitada del planeta, son como las madres: la de cada cual cocina mejor.
Y una mierda… He comido en restaurantes cuyas cocinas avergonzarían a muchísimas madres y entre ellas, la mía aunque esté muerta.
“Y como en casa en ningún lado”, eso lo dicen mucho los muertos de hambre con presupuesto muy ajustado en sus vacaciones.
Países, patrias, madres y paletos…
Y el calor que no cesa.

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