Lo malo de creer en Dios (en cualquiera de cualquier secta) es permitir que algo sea superior a mí, cosa imposible y una humillación aceptar semejante estupidez.
Así que, como no hay nada ni nadie superior a mí, concluyendo con la lógica de los crédulos: yo soy Dios.
Tú piensa o cree en el Dios que quieras. Si crees en él, evidentemente eres también inferior a mí; pero es tu decisión, tu credulidad, no la mía.
¿A que soy listo? Tengo más recursos que una navaja suiza.
Mis padres no criaron una planta, parieron y criaron un hombre. Y al igual que todo animal salvaje: ni amo ni dios. No consigo adaptarme a ninguna autoridad, hago el mínimo trámite para sobrevivir en esta sociedad de mierda; pero ningún ser humano es superior a mí ni lo será jamás.
Insisto, mi divinidad me la otorgan los otros, los que creen. Yo solo hago mi trabajo, lo que me da la gana. Aunque me joda, que para eso soy Dios.
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