La violencia en Barcelona es la consecuencia lógica y justa a un año y medio de encarcelamiento, acoso, represión y extorsión que ha mantenido contra la población el Nuevo y Normal Estado Penitenciario Fascista Español del Coronavirus.
Hay un lógico rencor anidado en mucha gente que ha sido privada de sustento y esparcimiento con decretos criminales, bajo amenaza policial y militar.
Y es muy posible que la violencia actual sea solo una muestra de lo que está por llegar, si el Nazismo Sanitario de las podridas democracias europeas sigue con la extorsión, acoso y encarcelamiento a la población.
Y me parece bien esa justicia salvaje, la venganza, que forma parte de los seres humanos que no han sido fagocitados cerebralmente por doctrinas fascistas y castradoras de sumisión, obediencia ciega e integración en las granjas humanas regidas por criadores de cerdos elegidos por votación.
La libertad vale cualquier violencia, porque sin ella el ser humano tiene el mismo o menor valor que cualquier vaca en un matadero. Y es inadmisible para cualquiera que tenga dignidad y libre pensamiento.
Y el enemigo, el principal, es el que ha llevado a cabo el acoso, la extorsión y velado porque nadie pudiera salir de sus casas sin un recibo de compra durante meses de adoctrinamiento fascista por medio de aplausos y decir amén a la ruina.
La policía y los militares son los enemigos de la población, los sicarios de una mafia fascista, genocida y ante todo corrupta que, no ha cesado de apretar el cuello de la población en ningún momento.
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