La Caciquería Autonómica Nazi Catalana, no ceja en su empeño.
Y es en lo único que trabaja: en recaudar y extorsionar, talmente como la Camorra. No cesa en su empeño de anular todo tipo de libertad. De hecho, rabian los que forman el gobierno sabiendo que hay personas en Cataluña que aún pueden moverse, casi libremente.
Y con todo probabilidad, quien quiera el brazalete nazi o pasaporte covid, deberá pagar a la graciosa y acertadamente llamada “Generalitat” (de generalato, no cabe duda alguna) una pasta gansa en concepto de usura y extorsión.
Pronto hablaremos de los campos de concentración, ecológicos y sin CO2, por supuesto.
Esto no ha hecho más que empezar, cuando el cerdo (el fascista) prueba la sangre, siempre quiere más.
Estamos abandonados.
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