lunes, 20 de septiembre de 2021

El alcoholismo es la herramienta de control de todo fascismo


La noticia de la prensa fascista pretende horrorizar al lector tonto; pero todos sabemos que España, todo gobierno, ha exhibido con orgullo los botellones universitarios, porque los pobres estudiantes, de vez en cuando necesitan esparcimiento.

El botellón se ha ido promocionando y estimulando por los gobiernos democráticos, hasta que al fin hemos visto adonde llevaba el asunto de las borracheras grupales y sin sentido.

En definitiva, con Franco el bar era el segundo hogar del obrero y en la democracia, también, solo que con otros colores y otra música. 

Sea como sea, el Nuevo y Normal Estado Penitenciario Fascista Español del Coronavirus lo tolerará. Porque es norma tradicional que los borrachos no dan problema alguno y una vez pasada la embriaguez, vuelven a ser mansos y obedientes como corderos. Es por ello que la URSS, la España de Franco y toda dictadura, promueve el consumo de alcohol.

Posiblemente dirán con una sonrisa de suficiencia: “Deben tener algún momento de espejismo de libertad para que no se nos rebelen”.

Si la chusma se embriaga durante el fin de semana o como ha ocurrido con la epidemia de coronavirus, encerrados en sus casas; olvidan la miserable vida que les da su gobierno y la ausencia absoluta de libertad; y con la resaca se reconvierten en ciudadanos obedientes y permeables a todo dogma dictado por sus amos a través de la televisión e internet.

Lo malo son los fumadores, esos sí que son malos, porque es un “vicio” malsano: al no ser narcótico, lleva a la  reflexión, al descanso en medio de una jornada cargada de esclavitud. Es una rebeldía tranquila, medida y sobre todo, lúcida.

Dicen que fumar jode los pulmones; pero el alcohol el hígado, mata gente en accidentes de tráfico, mata personas por borrachera, mata a familias enteras en violencias domésticas y las empobrece. Así que menos hipocresía y decoren ya las botellitas de licores y cervezas con las mismas imágenes que decoran el tabaco.

Es tanta la hipocresía, que hasta los refrescos absolutamente inocuos, ha castigado la taifa fascista catalana con impuestos extras.

Dicho esto, las frases que se han inventado en la noticia, las que dicen los borrachos, son mentira y si son verdad, es que tienen menos seso que una mosca y más ingenuidad que José, el padrastro de Jesucristo : el ejército los reventará a balazos para desalojarlos sea freecovid o no. O los rociará con el veneno con el que los fascistas chinos tratan a sus chinos.

Porque en España, la policía y el ejército se parecen ya asombrosamente a los Tonton Macoutes haitianos.

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