martes, 15 de septiembre de 2020

Mejor morir


Si no eres capaz de respirar en este lugar y ahora, déjalo.

El suicidio es un acto absolutamente necesario en tal caso.

Piénsalo bien, estás sufriendo para luego morir igualmente.

Porque vivir paralizando la respiración libre por el miedo, es agonizar. Ya estás muerto.

Hay alturas, trenes, venenos, filos cortantes, drogas y gases para elegir la forma de dejar la vida; si es que se le puede llamar vida a la tuya.

Vamos… Deja ya de sufrir y deja espacio y aire a otros.

Nadie sentirá demasiado tu muerte. Los cobardes son hojas de periódicos ajados al viento. No tienes nada que hacer aquí más que lloriquear.

Y si me haces una jugosa transferencia bancaria ahora mismo, alivio al instante tu agonía. Incluso evitaré que tu ropa se ensucie con la sangre que manará de tu cuello con un tajo rápido e indoloro.

Será tan rápido como un parpadeo y no es necesario que te quites la mascarilla. Será profiláctico también.

Y si eres crédulo, te dejaré morir con una biblia para asegurarte de que vas al paraíso. Como a ojos de tu dios serás un asesinado y no un suicida, entrarás al cielo con un certificado de buen tipo en general, sin trámite alguno. Directo y rápido como un infarto.

Y ya sabes ¿no? Los muertos no necesitan ni pueden hablar, ni respirar, ni llorar.

Nadie sabrá que fuiste cobarde hasta el colapso nervioso; y si alguien lo supiera, callará el muy zorro porque hay millones de cobardes como tú. No es algo de lo que sentirse orgulloso.

Es más, dirán que fuiste un valiente al suicidarte. Te aseguro que yo no diré nada de mi intervención.

No será una tragedia, en absoluto. Verás que pronto se olvidan de ti tus seres queridos. Y los que no te quieren, ni siquiera saben que existes, qué más da.

Todo son ventajas con el suicidio.

Y sobre todo, dignidad.


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