sábado, 20 de febrero de 2016

Solitaria garza, solitario cojo


Lleva casi todo el invierno en la explanada buscando la templanza del sol. Como si estuviera cansada de hacer el mismo viaje a los mismos lugares cálidos.
Igual es vieja y se siente como yo: milenaria.
Y es muy probable que me fotografíe en mi violenta y mal disimulada cojera.
Al fin y al cabo, el roto soy yo. Ella vuela hermosa, la he visto a ras de pasto.
La muy astuta...
Sea como sea, es mi compañera de soledad porque ambos hemos elegido.
Y si sueño un poco, el primero en morir será el primero en ser extrañado. Porque somos pocos, somos dos.
Cuando la pierdo de vista, ya más frío, pienso que me importa demasiado poco que alguien pudiera extrañarme.
Me pongo el bastón al hombro y hago ver que no estoy roto, ahora que no me ve.

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