martes, 16 de febrero de 2016

La vanidad y la ostentación


Como que ante una palaciega casa o un gran coche, no me siento motivado a hacerle una mamada a la dueña o al dueño. Soy un insensible; pero no les faltarán lenguas que les limpien el culo, hay un equilibrio rastrero en la sociedad.
Por cuestiones de pura economía y clasismo, hay más indignos mezquinos, que cretinos con dinero, por lo cual sus anos y genitales estarán siempre brillantes.

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