lunes, 20 de julio de 2015

Buenas noches, padre


No hablas, amigo mío. Muriste y callaste y dejaste de oír.
Y de ser.
Te digo en un sueño, como tantos en los que estás vivo, que casi con tu misma edad, casi muero.
Una parte de mí murió.
Como si estuviéramos malditos... Es hermoso que padre e hijo compartan cosas en común. Una romántica maldición.
Hubiera sido bonito celebrar juntos nuestra cumple muerte en el sueño de alguien.
En mis sueños debería darte consejos yo a ti, que soy mayor.
Algo hice mal y no sé porqué viví el día que mis pulmones se encharcaron en sangre. Me dijeron que soy como un fantasma, no debería estar vivo. Tal vez sea el sueño de alguien que me quiera y yo esté muerto. Son extrañas las posibilidades.
Ser fuerte tiene sus inconvenientes; pero hago lo posible, poco a poco, kilómetro a kilómetro por enmendar mi error.
Morir y ser el sueño de alguien y charlar, amigo mío, no lo olvido, tengo que arreglar este asunto de alguna manera. Antes de ser viejo, no quiero parecer tu abuelo en sueños.
Mi soñado padre muerto.
Hoy toca un llanto sereno, no importa por qué. Lo disfruto.
Solo busco arreglar lo que salió mal conmigo.
Tal vez esta noche, o ya pronto, me convierta en ese sueño de quien me quiera, contigo.
Nos vemos, papá.

No hay comentarios: