martes, 21 de julio de 2015

666, armagedón, Iconoclasta y una camarera


Confirmado, Jehová está que se sube por las paredes de ver tanto marica y tanta tortillera y va a enviar un Armagedón que os vais a cagar todos, pecadores.
Porque se dan besos delante de ella, ahí cuando les sirve.
En 1919 ya se hizo una buena criba santos y pecadores, pero ahora... ¡Vamos a cagar latas de cocacola para toda la eternidad!
Tras dar un buen repaso y preguntarme porqué llevo un tatuaje con el nombre del diablo (666) y explicarle que es por gusto y vanidad de llevar a un personaje de terror que creé para pasarlo en grande, me dice:
- ¿Usted ha leído la biblia?
Me he arrepentido al instante de no vestir una buena camisa de manga larga durante el tórrido verano, aún así, he sentido un mortificante placer, una vanidad de lo más tonta que me ha hecho sonreír con superioridad.
-Sí que la he leído -le he respondido sin ningún tipo de alegría, me da vergüenza reconocer algunas cosas.
-Pues ya sabe que 666 es el diablo y que es real.
-Pues no, porque también leo a Supermán,  los 4 Fantásticos, Spiderman...  Y no existen.
Ha puesto cara de decir: no sé de que me habla, yo solo leo cosas verídicas.
Y luego se ha puesto roja como un tomate y es cuando ha hecho mención a que hay tanta depravación sexual que Jehová está supernervioso.
- ¿Por qué se cree que las mujeres tienen la regla y sufren? Porque comieron del árbol prohibido, y fue ése el diablo, 666, el que la engañó -me dice agitando el dedo índice con neurosis.
Me hubiera gustado que hubiera habido una feminista cerca, o cualquier mujer no analfabeta para que la oyera, siempre me quedo solo ante toda esa iniquidad y luego nadie me cree.
¿Solo me pasa a mí o qué?
Yo le he dicho:
-Yahvé era un tipo realmente avaricioso y ambicioso. Y no quiso que nadie supiera tanto como él. Así que fomentó la ignorancia como cualquier otro dictador (según la mitología de la biblia, claro).
-En primer lugar no es Yahvé, es Jehová y castigó a Eva por desobedecer -contestó rápida como una víbora atacando.
En ese momento ha pasado una chica muy bien bronceada, nada ajustada. Tenía un sujetador negro con tirantes finos y he podido ver la copa calada, todo eso a través de una axila, luego un pantaloncito bien holgado que dejaba ver el inicio del muslamen, me he esforzado por ver el color del tanga, pero no he podido. Y he sentido que si la observaba por más tiempo, podría enamorarse de mí.
Y así que mientras me decía la mujer que me preparara para el Juicio Final, yo pensaba que lo único que se avecinaba era una Orgía Global, en el que hombres y mujeres copularíamos durante cuarenta noches y cuarenta días sin parar, hasta que los testigos de Jehová resbalaran y cayeran al suelo por los humores sexuales derramados.
-Y ahora ya sabe un poco más de como va a ir la cosa -me dice la camarera.
La sonrío y le digo:
-Vale.
Y por fin se ha ido a limpiar al interior del local, creyendo que me había convertido y que ya tenía un asiento preferente de palco en el Armagedón.
Mira que me gusta escribir ficción, odio las cosas reales o verídicas; pero es que me he visto inmerso en una película surrealista. ¿Habéis visto El Perro Andaluz? Pues estaba esperando que se hiciera una llaga en mi mano y salieran hormigas.
Y qué buena estaba la del sostén negro. ¡La virgen...!
¡Qué buena y qué buena talla!

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