“Trepa y arribista”, es algo evidente con una sola mirada y por el tono de su voz melifluo y venenoso para cualquiera con un mínimo de inteligencia funcional y unos años de vida adulta social y laboral. En definitiva, para alguien con la perspicacia propia de un adulto conocedor de su propia especie, la humana y sus distintas subespecies. Y este ejemplar es eso, un inequívoco prototipo del trepa arribista. Para los adeptos a la secta woke o no han conseguido cultivar ninguna cualidad intelectual, el rey y ayatolá hispanocatalán Sánchez I el Arribista, sumo sacerdote masónico de la secta psoe, inventor de la Amnistía Corrupta Española 2024 y cobarde histórico es “el presidente que me representa”.
Que es sota de homosexuales, como lo es su susurrador Zapatero (embajador y mula de narcodictadores sudamericanos), estaba cantado desde el primer vistazo al espécimen Sánchez y el tono timo-apocalíptico de sus primeras homilías. Vamos, que tiene una sólida formación como chapero, chantajista, timador sin escrúpulos y vendedor ambulante de curalotodasytodos.
Lo último que llama la atención es su atractivo, lo primero que salta a la vista como un escupitajo de veneno negro es su perversa y degradada naturaleza. Lo de su atractivo, se lo dejamos a los wokes, una raza de pocas luces que ni siquiera saben de qué sexo son.
Y como no tiene ninguna otra formación el ayatolá Sánchez I el Arribista, ha debido comprarse con el dinero de “todas y todos” un lote de cientos de “expertos” que le hagan el trabajo del que es incapaz: gobernar.
Incluso sin presupuestos para mayor sufrimiento de los “expertos”.
Es una serpiente de las que se debe mantener una prudente distancia, como demostraron saber algunos vecinos de la célebre Paiporta, donde obtuvo su certificado ISO Cobarde.
Es lógico que sus colegas europeos y occidentales en general, no lo quieran cerca. Su mezquindad y codicia psicopática es tal que incomoda a los más bregados en corrupción político-social.
Hay que buscar mucho en los anales de la historia para constatar la existencia de un personaje tan nefasto y falso como el ayatolá Sánchez I el Arribista; con toda probabilidad no ha existido semejante chapero chantajista (trepa arribista).
Y cada día que pasa su indignidad se hace más obscena y repulsiva.
Dudo que alguien quisiera hacer jamás una película de un sujeto tan nefasto. Además de que él sería el único capaz de interpretarse a sí mismo, con el consiguiente peligro de hacer de la película una mierda absoluta.
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