Los seres inmóviles tienen también una peculiar agresividad.
En las frondosas montañas un árbol empuja a otro a un precipicio o hasta que consigue desgarrar sus raíces.
Es un proceso lento; pero evidente.
Todos los seres luchan por su espacio y mueren por él.
Al fin y al cabo, el lugar es lo que nos contiene y lo que nos da vida, todos quieren más espacio.
Y sé que todos los seres son conscientes de su propia agresividad, tengan ojos o no.
Y así hay cadáveres de ranas, insectos, roedores, pájaros, grandes mamíferos y árboles.
Los cadáveres es lo que más abunda en la naturaleza; o al menos, la muerte se hace más patente que la vida.
Al fin y al cabo, nadie puede matar a la muerte, es impune y por ello se deja ver ostentosamente.
Pero la vida…
La vida debe ser cauta y oculta.
Sobre todo la humana que además, se enfrenta a la envidia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario