No crecen las cosas hermosas en los lugares con una luz adecuada para poner de manifiesto su pequeña belleza.
Es necesario cortarlas sin miramientos y colocarlas donde la luz las convierte en obras de arte.
Mejor ahí que en una triste tumba ¿no?
Es curioso… La belleza necesita una luz que la bañe y la consienta, una navaja que la corte y una cámara fotográfica que la mantenga viva a pesar de todo el daño que se le ha hecho.
No me parece mal, simplemente me parece curioso. Mi sensibilidad no me lleva a sentir lástima por una flor. Soy demasiado mayor para esas cosas; pero sobre todo, curtido.
Como decían aquellos hijos de puta: “Quien bien te quiere te hará llorar”.
No soy tan puerco como aquellos mierdosos, la flor no llora ni siente dolor.
Los que hacen llorar a quien mucho quieren, sí que deberían de probar el filo de la navaja en sus ojos y entre la carne y la uña de sus dedos. Super amantes…
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