Es que no es noticia.
Cualquiera con un mínimo de cerebro ya conocía que la playa no se puede negociar.
Es de todos sabido que a la chusma la encierras en casa diciéndole “quédate en casa y no vayas a trabajar”, que se lo tome como una festividad, sintiéndose feliz, a salvo y obediente. Pero si le prohíbes que vaya a la playa, te dirá que una mierda; por mucho coronavirus que flote en el aire, en el agua o en la cerveza que se están tragando.
La playa no se perdona, aunque llueva mierda.
Eso del “ejemplar comportamiento ciudadano”, los caudillos Sánchez e Iglesias y su corte de negligentes y cobardes, pueden metérselo por el culo y no sacarlo hasta reventar.
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