miércoles, 22 de julio de 2020

Manzanas marchitas


Las manzanas están marchitas, escenifican a la perfección y con precisión una humanidad también podrida, deforme, inútil, cobarde, banal, absolutamente intrascendente en cuanto a si vive o muere.
Solo que las manzanas tienen más elegancia marchitándose que los seres humanos.
Y no apestan, desprenden un aroma dulzón que te hace pensar que hasta su muerte es dulce.
Compota de muerte…
Me he acostumbrado tanto a despreciar a la humanidad de esta sociedad en la que me parieron, que ahora ya no puedo parar de imprecar contra ella.
Si fuera un soñador, pensaría que gracias a mis constantes imprecaciones se ha desatado la pandemia del coronavirus. Los sueños me hacen sonreír para, al instante siguiente sumirme en la tristeza de que es mentira.
Si existiera realmente esa estupidez de corriente empática entre el rebaño humano, también debería existir mi antipatía como una frecuencia venenosa; pero no, todos sonríen imbéciles bajo sus mascarillas-bozal; ninguno cae fulminado por mi descarga de odio.
Bueno, seré tenaz despreciando, no tengo otra cosa que hacer mientras muero, como las manzanas marchitándose dulcemente.

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