sábado, 16 de noviembre de 2019

El fin del mundo


El fin de mi mundo está a dos mil metros de altitud en invierno.
Es allí fin donde se congelará la escasa sangre que corre por la pierna que vendí al diablo y rojos hielos de sangre se clavarán en el corazón como las hirientes y gélidas miradas de los amores muertos.
Se acerca el momento de saldar cuentas. Mefistófeles es un buen tipo, ha cumplido.
Y el ponzoñoso tumor que palpita en el hueso, se agita incómodo en la médula porque él no pactó nada.
Que se joda.
Memento mori...
¿Cómo será?

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