domingo, 10 de marzo de 2019

El coraje de morir



Que no se comunique a nadie mi muerte,
que nadie llore por mí,
y que no me entierren en tierra sagrada,
y que ningún sacristán toque las campanas,
y que nadie pueda ver mi cuerpo muerto,
y que ningún lloraduelos me siga en mi entierro,
y que no se depositen flores en mi tumba,
y que ni un solo hombre me recuerde.
Esta es mi voluntad.

Thomas Hardy, 1840-1928.

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