jueves, 6 de septiembre de 2018

Diputados catalanes cobrando para nada


Cataluña es un lugar de estafas colectivas que además, son agradecidas y bendecidas con ojos llorosos de emotividad por sus indignos y serviles ciudadanos.
Ciento treinta y cinco diputados de mierda están cobrando un sueldo que le pone la polla dura a Dios.
Y no trabajan.
No se presentan en su puesto de trabajo. Alguien decidió hace meses cerrar el parlamento catalán; pero siguen cobrando.
Me roban dinero de mi jornal para pagar su abstención laboral y no cumplir con sus obligaciones.
A mí me descontaban hasta los minutos que no trabajaba.
Me cago en dios…
Ningún di-puta-do es más que yo; pero está visto que para mucho servil y vasallo sí.
Todos se preocupan por quitar y poner cosas amarillas; pero todos esos serviles gregarios, son incapaces de exigir respeto y pedir por las malas que esos politicachos cumplan el trabajo por el que se les paga.
Ahí reside el riesgo del fanatismo: les meten la polla en la boca y en el culo y aplauden. Los que no aplauden a unos, aplauden a otros. Y así permiten en nombre de una religión, ideología o servilismo nacionalista, que les falten el respeto y la dignidad como trabajadores y ciudadanos.
Sea cual sea el gobierno que intente subir al poder, siempre lo hará a costa de sodomizar a la gente que es idiota de una forma coloquial; pero sobre todo, genética.
¿Violencia? Claro que es necesaria, todos esos diputados que me faltan el respeto y estafan lo que me roban en impuestos; no pueden faltar a sus obligaciones y cobrar por ello. Alguien debe obligarlos a trabajar, por las buenas o con un cañón en la cabeza, mientras cobren tienen que trabajar.
Que le den por culo a la puta convivencia ciudadana, que trabaje quien debe, coño. Por un lazo de mierda no movería un dedo para quitarlo o ponerlo; pero le daría patadas al cabrón que cobra para no ir a su trabajo y metérmela en el culo sin vaselina siquiera.
Me suda la polla lo amarillo, lo rojo y lo negro; que trabajen de una puta vez, porque ni dios es más que yo.
Para reclamar respeto, deben respetar.
Y si no, la violencia lo arregla todo de una vez por todas.
Que así será, como la historia dicta desde tiempos inmemoriales; porque lo pacífico es lo que lleva las vacas al matadero y roba un dinero que me hace falta cada mes.

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