sábado, 9 de julio de 2016

La misión



Dios se arrodilla frente ante sus ángeles sin temor a que nadie castigue su lujuria babosa, como él condena y castiga.
Es razonable que mi fin único sea descuartizarlo; porque si algo es capaz de hacer una felación, es que puede ser troceado.
 Él y sus creaciones.
Todas, hasta que solo quede yo.
Siempre sangriento: 666.

No hay comentarios: