Las mamadas y cópulas de las putas del tercer mundo se pagan con unas pocas gelatinas infantiles, unos yogures y algún CD pirata de karaoke de La maldita primavera.
Lo único que sacas de la mamada de un puta tercermundista, es la sensación de haber hecho un pornográfico y lujurioso acto de caridad.
El sexo también tiene su faceta filantrópica y carismática.
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