Gracias a los documentales televisivos en HD de naturaleza, además de deslizarme suavemente a un dulce y entrañable sopor de siesta (aunque nada hay como un telediario para dormir a pierna suelta); he sacado conclusiones verdaderamente apasionantes sobre la naturaleza y lo contrario, el ser humano.
Los ñus, junto con las gacelas son los animales más tontos de la sabana.
Vendrían a ser algo así como los adictos a las manifestaciones festivo-ñoñas en las ciudades. Así de tontos y así de mediocres.
Además, tienen en común que cuando se los come un león, es un hecho absolutamente intrascendente. Hay tantos de ambos, que incluso es un alivio.
Es absoluta serenidad toda esa luz que parece convertir en ángeles las flores de un cerezo.
Como si todo estuviera bien.
Un poco de pureza entre toda esta mediocridad y banalidad, no puede hacer daño.
Intento con todos mis medios hacer más hermoso el mundo.
Hubiera sido un buen alquimista al que quemar por modificar las creaciones de los dioses.
No vale la pena un gran esfuerzo y su dolor para conseguir algo.
Cuando has pasado por toda clase de penurias, acabas cuestionando si de verdad ha valido la pena “eso” para tanto sacrificio.
Y ocurre con todas las cosas orgánicas e inorgánicas por las que se lucha.
Los dolores y los sacrificios prolongados convierten en frustración lo que se ansiaba.
Es la ley de la decepción y el tiempo perdido.
Y yo soy el Verbo.
Cuando un familiar o amistad te pregunta en la proximidad de alguna celebración si quieres un regalo, le dices que no.
Y es que si te pregunta semejante cosa, el pobrecito tiene la esperanza de que le digas: “No, gracias, no es necesario.”
Hay que ser piadoso con los mezquinos. Y por otro lado, yo me basto para regalarme buenas y selectas cosas.
Todos los seres humanos deberían ser aplastados como cucarachas por el pie del dios al que reverencian.
Si yo tuviera creyentes, lo haría.
Soy un dios colérico, conforme a la tradición de las más sagradas escrituras.
Y también me gusta follar, la sabiduría me la pela.
Hoy, último día de febrero, no destaca en nada del resto de días del año.
Para algunos será exótico que el mes acabe en el número veintinueve.
A mí me suda la polla.
Las de Unidas Podemos junto con las vendidas del PSOA (antes PSOE) deberían forma un único partido: UJ (Usureras Jodemos).
Y es que quieren sodomizar de nuevo a quien le gusta fumar; pero no a los alcohólicos que, aunque mueran y asesinen y maten a más gente en el coche, también les votan más y además sin cerebro, sin necesidad de convencer a los borrachos.
La vieja usurera y sodomita Unión Soviética, dejó una profunda huella en las tácticas de control de la población, gracias a alcoholizar a los deprimidos productores o ciudadanos.
Usureras Jodemos, están enfermos de avaricia por acaparar dinero al precio que sea.
Unidas Podemos y PSOA (antes PSOE), con toda probabilidad están buscando también, un terrenito en Siberia para usarlo de gulag contra todos aquellos que insistan en fumar y no en embriagarse.
La ambición de los políticos está llegando a límites distópicos, como el querer robar a los padres la educación de sus hijos.
Cuanto más viran a las viejas izquierdas, más cerca están de resucitar un nuevo estalinismo con los apellidos: buenismo y fariseísmo.
De alguna forma tenían que amortizar sus chalets con piscinas en urbanizaciones de lujo sin tocar a sus borrachos votantes.
Que hijos de puta…
Los chinos apenas viajan, tienen mucho trabajo copiando pantalones y bolsos; en cambio los yijaidistas son omnipresentes como dios ¿No será el CoronaVirus un designio de Alá?
Teorías de la conspiración aparte, claro 🤓🤓😛😛😬😬🤤🤤😈😈
Lo he observado con cierta lástima; pero sin extrañeza.
“Otro…” Y he aspirado profundamente el tabaco para meter dentro algunas tristezas que pretenden salir con un lamento que me avergonzaría.
Los corazones se rasgan por infartos, por falta de amor, por demasiado amor o por aburrimiento.
Solo sé que al final hay una senda para los corazones moribundos, como la de los elefantes en la selva.
Como los gatos que se esconden para morir.
Pobrecitos todos… Los corazones y los gatos que mueren tan solitos.
Si llegas entero a tu lugar de muerte, dile al mío si queda algo de él; que lo recuerdo con cariño.
Bye, corazón.
Donde quiera que vayas.
No recuerdo el momento preciso en el que dejé de amarte para, ya necesitarte como el aire.
No pienses ni por un momento que llevo esta escafandra autónoma por cuestiones carnavaleras, esnobistas, de moda o estéticas.
Y deja de reírte, me queda poco oxígeno en la escafandra.
Siempre ocurre lo mismo por carnaval, navidades, días patrios o celebrando los cuarenta latigazos a Cristo y sus tres clavos y otras monsergas de santas semanas: baja el precio del kilo de idiota.
Es buena temporada para comprar combustible barato.
Para más información, ver la ley de la oferta y la demanda.
Los cerezos y ciruelos empezaron a florecer la semana pasada.
Desde hace tiempos inmemoriales, de vez en cuando oigo la misma canción: este año se ha adelantado la primavera.
El presunto (como dicen de los delincuentes en la tele) cambio climático es tan cruel… No tiene piedad con sus floraciones tempranas, es lo más triste que he visto en mi vida.
Es que me parto…
Y ahora un maratón televisivo para recoger dinero y ayudar a esos pobres cerezos que han florecido tan pronto, que cada cual afile su tarjeta de crédito.
La ilusión es tan fascinante y creativa como peligrosa. Es durísimo sumergirse en la imaginación y emerger en la mediocridad completamente seco, sin rastro alguno de lo que has disfrutado dentro de ti.
Se gastan los lápices sin poder escribir lo que falta.
Y acumulando…
Es desesperanzador.
Tras subir en bicicleta una buena montaña de pronunciadas cuestas, respirando el olor a podrido de los abonos y sorteando con elegancia y habilidad las plastas de esa mierda que un tractor ha dejado por todo el camino, me encontraba fumando lujuriosamente en la primera cima del recorrido.
Al menos el cigarrillo me consolaba de ese acre olor a mierda.
Y estaba tan deliciosamente solo que hasta me sobrevino una erección.
Pero como nada es perfecto, sube un ciclista y sin un saludo, se detiene frente a mí para decirme que no deje la colilla, que me la guarde porque se quedaría allí por mucho tiempo.
Yo le digo que por supuesto la recogeré y pienso: “Vete ya a la mierda, hijo de puta retrasado mental”.
Y es que además de tener imán para los subnormales en los lugares más insospechados, se junta el hecho de que todo tarado de pocas luces se cree representante de la autoridad y protector de la comarca del Ripollés y del planeta en general.
Así que pensando distraídamente en el asqueroso ciclista, me fumo seis cigarros más, cuyas colillas dejo cerca de mis pies para luego reciclarlas si me saliera de la polla.
¿Cómo se tratan los casos en los que te encuentras con un imbécil?
Pues bien, recoges el montón de colillas, las colocas en mismo centro del sendero formando una montañita en miniatura y te meas en ellas para que se degraden antes y por supuesto, se apague alguna que aún pudiera estar encendida.
Así que luego me monté en la bici pensando: “Espero que te guste hijo de la gran puta. Y fóllate a tu madre cuando llegues a tu choza de mierda”.
Y así gestionas la imbecilidad de un ciclista retrasadito y climático como la puta que lo parió.
Es que me dan unos disgustos…
Lo que me temo es que la próxima vez, en lugar de estrategias ecológicas, deberé usar la violencia para quitarme al subnormal de encima.
Si es que me lo paso bomba.
Qué mala suerte tengo, cojones.
Y lo mal que lo podría pasar el ciclista ecológico de mierda, ni se lo imagina.