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sábado, 15 de febrero de 2020

Lujuria y desenfreno


Y una vez sorteado el melifluo día de San Valentín con más o menos dignidad (quien la tuviera), Me voy hacia la lujuria y el desenfreno (sí ya sé que soy un bocazas). Ser malo y excesivo no puede hacer más daño que ser una especie de amorfa esponja de baño que cuida demasiado la piel para nada.

jueves, 13 de febrero de 2020

Desprotegidos


Él no tiene hojas, y sus ramas parecen carbonizadas. Es la radiografía de un árbol.
Y si tú me fotografías, soy la radiografía de algo que en un momento se incineró.
Estamos abandonados.
Nadie protege a nadie, no es posible; no se cansa de arder, de abrasarnos.

miércoles, 12 de febrero de 2020

Luz y oscuridad


La luz crea la oscuridad, quiera o no.
La oscuridad no puede crear luz, qué inconveniente… Qué oportuno.
La oscuridad es mi sombra y la sombra está también dentro de mí.
En mis tripas no hay luz.
La luz se traiciona a si misma, no hace bien las cosas.
Allá donde cae, crea sombra.
Si la luz es Dios nunca podrá destruir la oscuridad, el mal.
Si has de creer en estupideces, Dios crea lo bueno; pero ahí están los constructores, edificando para protegerse de la luz; para ocultarse de la bondad. Cuanto más edifican los monos, más maldad, más sombra hay.
Las gafas de sol son protecciones contra la bondad, crean sombras en los ojos.
¿Entiendes la cansina lucha de Dios y su luz contra la oscuridad o las tinieblas? Es un cuento chino.
Alguien creó un Dios defectuoso, deberían sancionarlo. Crucificarlo también, por negligente.
La hostia tiene un lado oscuro.
Y la cruz…
El culo de Buda y la media luna de Alá.
Los brazos de Shiva se hacen sombra entre si, es torpe también.
La luz jamás barrerá la oscuridad, es una ley física, un efecto inevitable.
Al final, toda esta retórica es mentira; porque la sombra no es oscuridad, solo es menos luz. El consuelo es que sigue siendo maldad; de bondad hay tanta, que es peste. Si en la sombra anida la maldad, en la luz la hipocresía más luminosa; es más evidente que la descomposición de los cuerpos. Dan ganas de meterse en el agua y frotar con jabón los músculos para sacarse toda esa apestosa luz de mierda.
Me cago en la luz y su piedad, no puedo escapar de ella.
Y si fuera albino, sería aún peor.
Todo son malas noticias…

Una ayudita


Siiiiii... El planeta es precioso; pero si le damos una ayudita para que lo sea más, no puede hacer daño.
Una decena de filtros correctores, perfilar, saturar, contrastar, recortar, eliminar moscas, ratas y domingueros y voilà!
Hay rincones hermosos de cojones como en el National Geographic y los folletos turísticos si te los crees.
Si fuera un video, mejor le quitas el sonido, porque los idiotas no callan ni debajo del agua.

sábado, 8 de febrero de 2020

El centro de mi universo


Debido a las dificultades de escribir en el espacio, dando vueltas con los putos guantes y el casco que refleja el sol y la madre que lo parió, no hay quien folle… Perdón, quería decir que no hay quien escriba claro.
Transcribo el agónico mensaje del enamorado espacial.
Más tonto y nace de plástico.

“Cuando digo que eres el centro de mi universo, no exagero.
¡No mientooooo…! Joder con orbitar…
Qué mareo.
No te ofendas, cielo; pero qué náuseaaaaaagggg…”

viernes, 7 de febrero de 2020

Psicodelia Iconoclasta


Es excesivo, compulsivo, intolerante, cetrino, inmaduro, obsesivo, narcisista, amargado…
Un fracasado de mierda.
Y para mayor inri cree ser el centro del universo.
Escribir no es un arte, es una habilidad. Es cosa de precisión y buenas herramientas.
Mentira, la precisión me la meto en el culo.
Es paranoia y/o psicodelia lisérgica, según la intensidad y la pureza del ácido.
Como todo idiota, cuando se mira al espejo no es capaz de ver toda esa estupidez que lo hace tan vulgar, antipático y predecible. 
Cuanto más sintetizado es el pensamiento, y cuanto menos se quiere justificar a ojos de otros, mayor contundencia tiene.
Cuanto más delires, más intenso. Cuanto más te duela, mayor dolor podrás transmitir. Cuando la locura sea insoportable, no lo entenderán; pero incomodará porque: cuando veas las sienes de tu vecino reventar por un tiro…
¡Bum!
Ahora voy a tomar café a ver si consigo empeorarlo y cambio de puta dimensión.

jueves, 6 de febrero de 2020

Muerte en frasco


Si la muerte se vendiera, la gente la compraría por simple vicio. Con toda probabilidad, para usarla contra sus más antipáticos seres.
Con esa esperanza la comprarían, pensando que al abrir el frasco y siendo de su propiedad, serían inmunes. De la misma forma que son inmunes al hedor que despiden ellos mismos y con el cual, impregnan el aire que he de respirar.
No me gusta la caridad; pero con gusto le regalaría muerte a todo aquel que no tuviera dinero para comprarla.
Hasta arruinarme.
Serían pocos desgraciadamente; pero siempre es seguro invertir en muerte.

La lujuria febril


Sinceramente, deseo que tengas fiebre.
No quiero que tu temperatura baje.
Me gusta imaginarte ardiendo, con los sentidos embotados sometida a mí, a mis manos impudorosas, a mi lengua obscena, a mi pene baboso…
Con tus muslos descubiertos y mi boca besándolos peligrosamente cerca de tu raja.
No soy bondad, el deseo no tiene nada de bondadoso.
Es de un egoísmo atroz. ¿Sabes que no es justo que la carne se ponga tan dura y duela? No es de acero mi rabo. Y duele…
Y amarte… Amarte me hace feroz y cazador.
Algo salió mal conmigo cuando diseñaron mi programación emocional.
No sé, cielo… Me confieso a ti, sin arrepentimiento, con reincidencia de pensamiento, con mis calzoncillos aún húmedos de soñarte; con sangre al clavar las uñas con violencia en el pubis para reprimir todo esto que, hincha las venas entre mis piernas hasta el dolor inconsolable si no es dentro de ti.
Te confieso que soy un amante cruento y obsceno, que la bondad quedó prendida de una rama cuando bajaba una montaña y no volví a por ella. Se la comieron los cuervos.
Confieso que te amo, que a veces rozo el delito moral deseándote. Y cuestiono cosas como la necesidad de la piedad y la ternura.
Cielo, no tomes una sola aspirina, deja que la fiebre suba y que yo haga lo que quiera.
Que el termómetro estalle. Aunque te duela… Como a mí me dueles aquí abajo, puta.

domingo, 2 de febrero de 2020

Inseparable


Bueno… No tan inseparable.
Es algo habitual que me lo deje olvidado tras tomar un café.
En muchas ocasiones.
No es que sea malo, me ayuda.
Es que soy así de insensible.
Y un pelín orgulloso, yo no soy cojo.
Al menos cuando estoy sentado…
Vaaaale… De amputaciones ya hablaré otro día.

viernes, 31 de enero de 2020

Libre y salvaje


Estoy de acuerdo con la taza.
Aunque coincido más con salvaje que con libre, es que yo sin fumar…
Es que yo tan impío con mi pensamiento hostil…
Aunque no quiera, mi pluma es cuchillo.

Se sonríe demasiado


Se sonríe demasiado. Nunca he sabido de que se ríen las hienas ni los idiotas.

miércoles, 29 de enero de 2020

The lion sleeps tonight


A-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh
En la jungla, la jungla poderosa
El león duerme esta noche
En la jungla tranquila
El león duerme esta noche
A-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh


jueves, 23 de enero de 2020

Murf el locuaz


De menuda me he librado: no he necesitado pagar a un logopeda.
Murf habla hasta por los codos si tuviera. De cualquier forma, es inevitable invertir en analgésicos cuando se siente demasiado locuaz.
Sí, ya sé, es tan absurdo que solo me falta ver a dos curas tirando de un burro muerto en el salón de casa. Puedo entender porque Buñuel y Dalí realizaron aquello del perro andaluz.
¿Es que no había perros catalanes o qué? Es un asco… Siempre discriminando a la catalanidad. No tienen ni tuvieron corazón.

miércoles, 22 de enero de 2020

Si Dios hubiera querido


Si Dios hubiera querido que los árboles nadaran, les habría dotado de agallas y gafas anticloro y antimierda. Incluso un bañador, aunque no fuera muy llamativo.
No quisiera reírme cruelmente; pero parecía que los árboles decían: ¡Uy uy uy uy…!
Para que luego digan que tengo la empatía en las uñas de los pies. Soy como Dios el indolente; pero ingenioso y gracioso.
Y sin matar a nadie.

martes, 21 de enero de 2020

Un mal silencio, una mala palabra


El amor son todos esos frágiles filamentos que resisten el frío que congela el corazón con las distancias y el calor que hace hervir con el beso la sangre en los labios.
Sutiles caricias blancas que, sin embargo, se deshacen con un gemido suave cuando nadie les dice que son deseadas.
Lo que el planeta no puede, lo consigue un mal silencio, una mala palabra...
A veces siento una pena suave, de algo que se diluye, un agua en las venas...

domingo, 19 de enero de 2020

Climatología de amor


Hace frío, hace viento, lloverá, tal vez nevará.
Me gotea la nariz y los pliegues de un par de dedos de la mano se han abierto dolorosamente.
Observo el horizonte a través de las frías lágrimas que provoca el viento.
No es un buen día para el romanticismo, se impone protección y cobijo.
Aún así, me basta con leer tus palabras y mirarte para que de repente haga un calor del carajo.
No sé si es mi mente prendida de ti o es que tienes el poder de producir severas variaciones climatológicas.
Entiéndeme, cielo, caliente me pones siempre; pero sudar aquí y ahora…
Tal vez esté un poco susceptible por amarte; pero…
La culpa del cambio climático es tuya, bella odiada.
¡Shh…! No se lo diré a nadie.

sábado, 18 de enero de 2020

Sobre el Pin Parental


El tan cacareado ahora Pin Parental, es una estupidez en cuanto a que no se trata de un pin de mierda, sino de una autorización, un documento escrito en el que se libera a los menores de ser adoctrinados en los distintos géneros sexuales que existen en la sociedad.
Lo primero de todo: es necesario un vocabulario preciso, conciso y práctico: llamar pin a una autorización en forma de documento firmado, es puro populismo para tener contentos a los “sin cerebro” que lucen su puto smartphone nuevo.
Dicho esto, el pin parental es tan necesario como la libertad que tienen los padres para que sus hijos estudien o no religión.
Los colegios no existen para adoctrinar o inducir ideologías religiosas o sexuales. Jamás deberían ser como los del franquismo, comunismo y el Tercer Reich. Adoctrinar es una facultad de los padres.
Porque los hijos pertenecen a los padres hasta que se convierten en adultos capaces de valerse por sí mismos. Y no hay discusión al respecto.
Quien quiera que su hijo sea adoctrinado, basta con que le instale la app de twiter o facebook en su teléfono.
Otra forma (de hecho es la única sana) en la que se adquieren ideologías o doctrinas, es con el desarrollo intelectual de cada cual aplicado a sus propias experiencias y forma de ver el mundo que le rodea.
Los colegios deben ofrecer conocimientos y cultura a los niños. En lugar de religión o ideologías de género, deben dar conocimientos de ética, por ejemplo: Podéis ser arribistas si queréis (populistas en política); pero no hay dignidad en ello. El arribismo es envidia, es horrible subir en la escala social pisando la cabeza de otro. También podéis ser racistas; pero otros os pueden discriminar también porque no tengáis el tono adecuado de piel tras tomar el sol en vacaciones.
La ética o el deja vivir como materia de reflexión en los primeros años de estudio de la infancia y la juventud, no es una buena cosa que enseñar para los gobiernos e instituciones; ya que ese conjunto de reflexiones se volvería, con toda lógica, contra los ideólogos y/o gobiernos, a los que señalaría como elementos tumorales para la inteligencia y la libertad.
Adoctrinar sistemáticamente, como en el colegio, es hacer idiota la infancia y la juventud. Robarles tiempo para adquirir conocimientos que les proporcionarán oportunidades para su supervivencia en sociedad, como es el trabajo.
La ética, como materia de reflexión debería bastar en una sociedad sana y decente.
Debería bastar para que la cobardía hacia el esfuerzo y el conocimiento de la cruda realidad de la esencia humana, no los convierta en unos pusilánimes aborregados entre cientos de miles de reses buscando consuelo y protección en un pastor subido a un púlpito.

viernes, 17 de enero de 2020

Contiene piezas pequeñas


Me pregunto cómo ha llegado la humanidad a ser tan abundante. Porque la naturaleza está plena de piezas pequeñas, los niños deberían haber muerto, muchos…
Me pregunto hasta qué pornográfico límite institucional los gobiernos demócratas y tiranos están dispuestos a crear miedo en sus reses humanas y votantes. Llevarlas a tal estado de temor y desconfianza en sí mismos, que la chusma acepte sus abusos y el dinero que nos roban día a día, a cambio de protección contra las piezas pequeñas.
O a los climas apocalípticos que son el pretexto para hacer más pobre a la chusma con sanciones usureras respaldadas por un repugnante populismo.
Porque el dinero no se crea ni se transforma, se roba a los cobardes y a los que desconocen el concepto de sentido común, valor, esfuerzo y amor propio.
Mierda…
Deberían anunciar en las montañas el peligro de las piezas pequeñas.
Se me agota el humor y pienso con serena crueldad en seres humanos, el napalm y la combustión de los cuerpos.

La odio


La podría odiar cuando se hace tan deseable que, me lleva a aferrar con fuerza las sábanas que debería compartir con ella. El espacio vacío que deja en mi mente, en mi sexo y en mi razón.
La podría odiar cuando me encela hasta la desesperación y me hace bestia. La follaría impía, inmoral e ilegalmente.
Me duele donde no está, en la húmeda y palpitante dureza que crea su ausencia.