sábado, 18 de enero de 2020

Sobre el Pin Parental


El tan cacareado ahora Pin Parental, es una estupidez en cuanto a que no se trata de un pin de mierda, sino de una autorización, un documento escrito en el que se libera a los menores de ser adoctrinados en los distintos géneros sexuales que existen en la sociedad.
Lo primero de todo: es necesario un vocabulario preciso, conciso y práctico: llamar pin a una autorización en forma de documento firmado, es puro populismo para tener contentos a los “sin cerebro” que lucen su puto smartphone nuevo.
Dicho esto, el pin parental es tan necesario como la libertad que tienen los padres para que sus hijos estudien o no religión.
Los colegios no existen para adoctrinar o inducir ideologías religiosas o sexuales. Jamás deberían ser como los del franquismo, comunismo y el Tercer Reich. Adoctrinar es una facultad de los padres.
Porque los hijos pertenecen a los padres hasta que se convierten en adultos capaces de valerse por sí mismos. Y no hay discusión al respecto.
Quien quiera que su hijo sea adoctrinado, basta con que le instale la app de twiter o facebook en su teléfono.
Otra forma (de hecho es la única sana) en la que se adquieren ideologías o doctrinas, es con el desarrollo intelectual de cada cual aplicado a sus propias experiencias y forma de ver el mundo que le rodea.
Los colegios deben ofrecer conocimientos y cultura a los niños. En lugar de religión o ideologías de género, deben dar conocimientos de ética, por ejemplo: Podéis ser arribistas si queréis (populistas en política); pero no hay dignidad en ello. El arribismo es envidia, es horrible subir en la escala social pisando la cabeza de otro. También podéis ser racistas; pero otros os pueden discriminar también porque no tengáis el tono adecuado de piel tras tomar el sol en vacaciones.
La ética o el deja vivir como materia de reflexión en los primeros años de estudio de la infancia y la juventud, no es una buena cosa que enseñar para los gobiernos e instituciones; ya que ese conjunto de reflexiones se volvería, con toda lógica, contra los ideólogos y/o gobiernos, a los que señalaría como elementos tumorales para la inteligencia y la libertad.
Adoctrinar sistemáticamente, como en el colegio, es hacer idiota la infancia y la juventud. Robarles tiempo para adquirir conocimientos que les proporcionarán oportunidades para su supervivencia en sociedad, como es el trabajo.
La ética, como materia de reflexión debería bastar en una sociedad sana y decente.
Debería bastar para que la cobardía hacia el esfuerzo y el conocimiento de la cruda realidad de la esencia humana, no los convierta en unos pusilánimes aborregados entre cientos de miles de reses buscando consuelo y protección en un pastor subido a un púlpito.

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