Como soy viejo en el oficio de vagar por la Tierra y ya lo sé todo, arquearé una ceja incrédulo ante el beato matrimonio Disney antediluviano, ejemplo de la beatitud y celestialidad sanchizta española donde, hasta el “amor” es un importante dato-cohete estadístico.
Y diré como dijo el diablo de El Exorcista: “Desconfía del cura”.
¡Ay qué chochos!
