miércoles, 13 de diciembre de 2023

tg--La pinche albóndiga norcoreana llorando--ic

¡Qué risa ver a la gorda dictadora norcoreana llorar!

¡Por que nacen pocos bebés en su reino!

¡Jajajajajajajajajajajajaja!

¿Teme que le falte comida?

Ni los hermanos Marx consiguieron semejantes carcajadas.

¿Qué cojones se habrá metido por la nariz el asesino dictador?

El rey español Sánchez I el Arribista, creo recordar, que en brazos de su vice Caudillo Iglesias también soltó unas lagrimitas en sus Cortes cuando consiguió su poltrona; pero eran de esas que dan grima, de codicia y ambición sin escrúpulos. Nada comparado con lo graciosa que es esta gorda llorona en plena actuación que, por lo visto, también quiere pasar a la historia, que se le recuerde también como a todo gran tirano genocida.

El Caudillo Español también tiene sus habilidades y la chusma se siente emocionada cuando interpreta su beatitud. Porque le votan a pesar de toda su corrupción, su decrepitud ética, prevaricación, estafa, humillar a la población, acoso a la libertad, fascismo de narco traficante y arribismo. Por ejemplo, cuando una periodista, en una de sus homilías televisivas le pregunta por su amnistía corrupta que decreta para pagar los votos que le faltan para su poltrona: de repente habla bajito, beatamente; y dice con el rostro compungido que es un ser de luz y bondad. Muy beato, muy telepredicador, jura que nunca más ha de pasar hambre y que todas esas corrupciones las comete por lograr la paz en el mundo.

Y la convivencia.

Y para resucitar a la mamá de Bambi.

Y para curar el cáncer.

Alguien le enseñó, por lo visto, que para mentir lo mejor es usar la técnica del que se arrodilla en el confesionario y con voz queda se vacía de porquería ante el confesor.

Y oye, le da resultado, de la misma forma que la albóndiga coreana hace llorar al público de mujeres también.

Hitler también hacía el ridículo como estos dos que nos ocupan, cuando histérico se llevaba los puños a la boca como una faraona. Es la razón, su ridícula actuación, por la que acabó prohibiendo que se pasaran sus discursos en las salas de cine, porque todos los alemanes se partían el pecho riendo al verlo gesticular.

En fin, que de estos tres dictadores me quedo con la albóndiga llorona que le ha echado muchas ganas y mucha farlopa cortada con pimienta.

Al menos, de entre los dictadores vivos, es el que más risa da; también se debe a que está muy lejos la víbora.

Aunque nunca se sabe, el cártel diplomático que trabaja para el rey de España Sánchez I el Arribista, igual entabla relaciones diplomáticas con la oronda albóndiga.

Eso sí, con encaje legal y constitucional.

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