viernes, 16 de junio de 2017

El clima y la chusma



Existen dos climas para que la chusma se quede en casa o vaya por la calle lamentándose en alto con gran pesar. Como si tuvieran un cáncer en el culo que los irritara continuamente: el de "mucho calor" y el de "mucho frío".
Como si tuvieran un termómetro insertado en la polla o el coño, sus biorritmos y movimientos se rigen por esos dos parámetros que los inmoviliza o aletarga como gusanos que son.
Y como tienen un cerebro más básico que una pelota, dedicado casi en exclusiva a gobernar las tareas excrementicias, carecen de memoria a medio plazo y dicen siempre lo mismo: "este tiempo no es normal".
Y esto es bueno para mí porque la chusma que se mueve poco o nada, deja mucho espacio libre. Puedo mear con tranquilidad en cualquier parte sin que aparezca nadie para mirarme la polla.
Si tuviera el termostato del planeta, primero los abrasaría y luego congelaría los restos para evitar hedores nauseabundos.
Prefiero morir de insolación o congelación que de asco al seguir sus hábitos climáticos.

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