miércoles, 28 de junio de 2017

Deseando el mal



Se puede desear el mal a cualquier desconocido con la plena certeza de que se trataría de un acto justo. Tal vez ahora no; pero lo fue o será un ser indigno.
Y entonces es legal que desee que lo atropelle un coche, que padezca una infección en el cerebro o simplemente sufra insoportablemente un dolor de vísceras.
Todos los humanos son indignos gran parte de sus vidas o en algún momento.
Lo dicen sacerdotes de todas las religiones: el humano nace pecador, nace culpable.
Así que cuando odio al azar, simplemente acepto un precepto.
Para lo que me sale de los cojones, puedo ser muy obediente.

No hay comentarios: