Los hay que no pueden evadirse de la esclavitud de estar pegados, adosados continuamente.
Como en el trabajo, en el transporte público, en la ciudad...
Llevan al extremo su comportamiento condicionado.
Necesitados del roce borrego continuo, de tener siempre alguien delante que reste visión. O alguien detrás que respalde su miedo, su absoluta falta de independencia.
El tándem y su aburrimiento compartido...
El miedo a cansarse.
Mezquindad en equipo.
Están en todas partes, es una puta maldición...
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