Ellos no saben lo muy muertos, lo muy podridos que están hasta que el viento los parte como paja seca.
Medio podrido ya, no me partiré ignorante, no me sorprenderá morir.
Fumaré mientras llega la muerte y los latidos se apagan.
A cada paso que doy soy consciente de la fibra que se rompe.
A cada segundo soy consciente de que ya queda menos.
Pobres árboles indignos que parecen vivos y están tan podridos.
Imitan la humana cobardía.
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