Con su coronavirus los gobiernos de todas las naciones del mundo han experimentado la gran facilidad para encarcelar a la chusma, arruinarla y humillarla por un simple resfriado. Y claro, han actuado en consecuencia.
Y la consecuencia es que países como España, Francia, Italia, Grecia, Australia, Nueva Zelanda, Canadá, se han constituido en auténticos estados nazis o absolutistas que pretenden gobernar los aspectos más íntimos y banales de la población.
Se han promulgado leyes para que la corrupción no sea castigada y todo político en el poder sea libre de seguir robando el dinero: España es líder, superando en corrupción a México.
Se ha promulgado que el estado nazi dictará qué debe comer la población: Francia y Grecia están en pleno proceso.
Se han modificado constituciones y leyes para que los actuales líderes nazis de las falsas democracias occidentales sigan en el poder durante decenios, por supuesto, con elecciones corruptas y leyes sucias.
Y todo esto está ocurriendo ante una masa humana eminentemente ignorante cuya libertad se encuentra en la pantalla de su teléfono móvil y en el espacio cerrado de su coche, que al igual que tristes ovejas al matadero, soportan perder tantas horas de vida dentro con un estoicismo digno de un maniquí.
Lo del chino Xi, ya se vio con el ruso Putin que hace unos años se nombró a sí mismo amo vitalicio de Rusia y sus rusos. Morirá siendo un cochino dictador, talmente como Franco.
Y si algo tienen los políticos, es que son tan adocenados como la mediocre chusma que gobiernan con “mano que no tiembla”. Si un líder nazi hace una cosa, otros maricones nazis colegas también quieren el mismo culo.
De un pueblo idiotizado no puede salir un político culto o decente, solo sale la misma mediocridad e imbecilidad aumentadas. Es la genética de la endogamia.