Me relajo, me fio, medio sonrío (foto a la izquierda, aclaro por si quedara alguna duda o incomprensión en algún cerebro atrofiado). Y en pocos segundos aparece un idiota que hace que me arrepienta. Y siento hostilidad y como unas ganas de cagar (foto a la derecha, para el mismo listillo que no sabe respirar por la nariz y no entiende nada).
Lo de las ganas de cagar es retórica, ya que no suelo disponer de un misil nuclear en ese instante.
A veces soy Jekyll y otras, dos veces Jekyll (es de una novela, pasmado. Y cierra ya la boca).
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