miércoles, 11 de enero de 2017

Analítico e inmutable Murf



Me observa resoplar desde el borde de la cama. Hago abdominales y su mirada me distrae y pierdo la cuenta de las repeticiones que llevo.
No importa, los músculos están dolorosamente contraídos. Le pregunto si le parece bien que descanse. Responde que no le importa. Dice que por mucho que me observa no encuentra mi humanidad, que soy bestia.
Estoy de acuerdo, aún así, me lavaría sangre y venas para borrar cualquier rastro de hombre.
Comienzo una serie de flexiones y él sigue buscando en mí.
Es un buen silencio el de esta caverna.

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