Es fascinante la vida, el abigarrado bosque...
Lo más bello es su mensaje salvaje y contundente, la impía verdad que esconde: necesita mucha muerte para alimentarse, para vivir.
Somos estratos generacionales de muerte al servicio del planeta. Un alimento al fin y al cabo.
Alguien andaba un tanto disperso pensando que el fin de la tierra es alimentarnos.
La ingenuidad y la humana e ignorante arrogancia confunde los términos.
Mi piel no me engaña, sé lo que soy y lo que es la humanidad, siento el aroma de la muerte entre los radicales de clorofila.
Y eso me hace brutal y libre.
Cuanto más cruel, cuanto más voraz, todo es más hermoso.
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