jueves, 29 de agosto de 2013

Pon la otra mejilla



No me identifico yo mucho con esa mierda de poner la otra mejilla cuando te arrean una hostia. Soy un poco más valiente que eso. Por mucho que digan de la valentía del que se deja dar otra bofetada, no me convencen. Ni los judíos, ni los cristianos, ni Ghandi.
Cuando me dan una bofetada, no hay otra mejilla que valga. Escupo la sangre de mi boca, le digo que su madre es una puta y su padre un follagallinas.
Y si hemos de morir, se muere. Que así sea.
Adoro mis mejillas.
Y Jesucristo era un pobre loco al que todo salió mal.
INRI…

Buen sexo.
Iconoclasta

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