jueves, 8 de agosto de 2013

La noche insomne



Las nueve horas de la noche pasan más lentas que las quince del día. Aún así prefiero la noche en vela. La oscuridad hace difusa y cuasi mágica la pragmática y aburrida realidad. La hace ingenuamente misteriosa.
 Y el tabaco sabe mejor.
 Y el café.
 Y no hablemos del autocomplaciente dalequetepego a los genitales con la excusa de combatir el insomnio, cosa que nos convierte en estrellas del porno.
 Si es que soy un optimista inquebrantable después de todo.

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