Los acentos lingüísticos que en un principio parecían exóticos, pasan a ser patéticos en poco tiempo (en un tiempo récord, las cosas del ridículo no tienen un desarrollo tan lento como una era geológica) y a ser motivo de refrescante y amena burla por parte de mayores y pequeños.
(Primera ley del hastío, Cuarta ley del inmigrante, Sexta ley del chovinismo)
Ahora me voy a poner a aprender swatzilandio a ver si tengo más suerte y me regalan un pene saltarín en miniatura.
Y ya veréis que pronto me globalizo con todo la humanidad, con lo que yo la quiero (una mierda).
Chingada madre… ¡Ja!
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