viernes, 19 de junio de 2020

El taxista y su escopeta: una performance divina


A ver idiotas:
Disparar contra fotos de personajes públicos no es amenazar, y mucho menos cuando se hace a cara descubierta y públicamente. O sea, con dos cojones.
Disparar contra esas fotos es broma, cachondeo, burla, crítica…
Es libertad de expresión.
La misma que esa feria de “arte” Arco Madrid, suele exponer.
Una foto no es un tirano o un vividor elegido democráticamente. Además, sus imágenes son de uso público, ya que nos las meten hasta por el ojo del culo todos los días a todas horas en televisión, prensa e internet.
Así que hago lo que me sale de los huevos con lo que me meten en casa.
Incluso en alguna ocasión he meado sobre rostros famosos que el viento arrastra a lugares insospechados. Y he sonreído con bendito candor.
Así que los tiroteados en fotografías no se las den de tan valientes y víctimas. No son héroes de mierda.
Ocurre que ahora todos esos taifas cobardes del Régimen Español del coronavirus se las quieren dar de valientes y de grandes defensores de una democracia que han usado de felpudo para sacarse las cagadas de perro de las suelas de los zapatos.
Todos esos cobardes pretenden ahora lavar su cara fascista con valentías vanas.
El taxista que se lo pasa tan bien haciendo puntería con cosas divertidas, debería ser acogido en la feria de Arco Madrid, con su tan adrenalínica y euforizante performance.
No solo hace falta humor en el mundo, también esperanza (carita angelical).
Que la policía lo haya detenido, es normal. Están tan viciados a detener gente inocente durante la cuarentena española por coronavirus que, simplemente por inercia se deslizan hacia el lado oscuro del fascismo como la mierda de gato resbala sobre el linóleo en vertical.

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