El gasto público de los accidentes de tráfico, laborales y vacacionales.
El gasto público de los comas etílicos y enfermedades y agresiones derivadas por consumo de alcohol en botellones, discotecas, bares, restaurantes, fiestas de cumpleaños, despedidas de soltería, bodas, bautizos, comuniones, partidos de fútbol, etc...
El gasto público por consumo de marihuana, hachís, cocaína, ácidos y heroína.
El gasto público por la práctica de los accidentes de riesgo.
El gasto público por las enfermedades laborales.
El gasto público por los accidentes con pirotecnia en las verbenas.
El gasto público por las carreras de sanfermines.
El gasto público por los cancerosos, por ejemplo.
El gasto público por el consumo de tabaco.
El gasto público de electricidad y gas para superar los inviernos.
Y al estado penitenciario fascista español homosexual sanitario, le preocupa la cocacola…
Y no es que le preocupe, es que hace unos años el gobierno nazi de la taifa Cataluña cargó impuestos de usura en los refrescos, otro delito de un gobierno impune y corrupto en España, nada especial. Y claro, el resto de los caciques nazis actuales de todas las taifas y el Gobierno Penitenciario Fascista Español Homosexual Sanitario, han tomado nota del robo o timo y están preparando a los cabestros para gravar otro impuesto. No es cuestión de gasto público el azúcar, es una cuestión de usura delictiva, de recaudación contra la casta paria o clase trabajadora española. De ahí que les obliguen a los desgraciados currantes a llevar el bozal de camino a su puesto de explotación, para que callen y se jodan.
Y tampoco es por el gasto público, ni por esa mentira o bulo de la obesidad que predica El País. Lo último que quiere el estado nazi español es que se alimente el cerebro de sus reses humanas con el azúcar o glucosa. Los cabestros españoles que no son funcionarios o jerarcas, deben permanecer con el cerebro a la baja.
De la misma forma que está idiotizando a dichos cabestros sobre las maldades de la carne, porque un pueblo fuerte con masa muscular y un cerebro operativo, es lo peor para un fascismo.
La URSS alcoholizaba a los obreros; pero cuando los borrachos obreros superaron el sesenta por cien, la cosa no funcionó. Por ello China, los mata directamente de hambre, de asco o bien de un tiro en la nuca.
También está el asunto ideológico. A millones de españoles cabestros, con su genética disposición a vivir cómodamente en longevas dictaduras, y ahora con la novedad del encarcelamiento y el bozal, les encanta que les decreten sus jerarcas fascistas lo que pueden o no comer y beber, a ellos y sus hijos o progenie. Se sienten protegidos y así no tienen que hacer uso de algo tan molesto e inexplicable como la libertad.