Tras esta santa semana que he estado recluido en una celda de un monasterio, pagando una buena pasta por un catre frío y duro y unas comidas misérrimas; he reflexionado con la calma de la contrición: ¿Es Dios hermafrodita? ¿Satisface así a machos, hembras y a las ambigüedades de género por igual?
Pero… ¿Cómo gestionar y comprender eso tan raro que es la Virgen: mujer, madre con un himen inmaculado, perdidamente pobre y que en algún lugar de la biblia perdió misteriosamente a José su marido, para mortificarse por su hijo con una parafilia sospechosamente fetichista? Pobre mujer… Es algo que no da sosiego. No da paz alguna, a menos que estés realmente enfermo.
Bueno, al final, tuve que dejar mi celda en el monasterio porque tras tres larguísimas y claustrofóbicas (nunca mejor dicho) horas, ya estaba curado de todo mi estrés si lo hubiera tenido. Lástima que pagué por adelantado cuatro días de pensión completa.
Soy tan inquieto…











