sábado, 28 de marzo de 2015

Demasiado fuerte


Me hubiera gustado tener la capacidad de llorar, no ser tan fuerte.
¡Maldita fortaleza que no aporta consuelo alguno!
Las lágrimas se convierten en ira antes de brotar y siento que voy a estallar y ensuciar el mundo con mis restos.
Y sale un poco de sangre por el grito desgarrador que hace mierda la garganta.
Una lágrima solo, una pizca de humanidad me haría sentir bien en este lugar, en este tiempo, porque hay cosas por las que llorar. Hay cosas por las que emocionarse si se es humano.
Pero no... Ni llanto ni emoción, solo un frío desprecio, una mirada torva que asusta al viento.
Como si no fuera conmigo todo ese dolor.
Toda esta prisión.


Muerto a veces


Una vez muerto, tengo planes, y no está entre ellos quedarme entre vosotros para ver más de lo mismo. ¿Qué gracia tendría entonces morir?
Tengo mis aficiones.
Al fin y al cabo, ya estoy muerto para alguien, para algunos. Unos pocos. Muy pocos, no soy habitual en fiestas y reuniones.
Si puedo ser un vapor flotando, ya no tendré que fatigarme arrastrando estos kilos de carne y hueso por calles y carreteras buscando un lugar dónde esconder a los curiosos mi ambiguo cadáver.
Es como estar muerto a medias. Muerto a veces.
Es asombroso lo que escribo para intentar dar algo de interés a una vida tan anodina.
Cuando muera completamente echaré de menos papel y tinta.

viernes, 27 de marzo de 2015

Una confesión


No quiero comer el cuerpo de Cristo, se me pega al paladar. Y su sangre me da náuseas, prefiero la cocacola y un cigarro.
¿Cómo puede obtener perdón y comprensión un ser como yo? Contésteme padre. Suélteme alguna teología al uso, algo suave para que acabemos con esto rápidamente. O simplemente decláreme inocente y olvidamos esta embarazosa confesión.
Ella es católica y a mí me la suda todo esto; pero es necesario este trámite para follarla.
Usted entiende, padre. Ella es un tanto susceptible con estas cosas; pero usted y yo tenemos cierta experiencia. Mejor no nos complicamos: "Perdóneme, padre, porque he pecado", y me hace el dibujo de la cruz en el aire y yo me voy a follar con mi novia con cara de santo y no perdemos el tiempo ni la paciencia.
Gracias... ¿No me va a decir un "ego te absolvo", siempre me ha gustado eso en las películas.

Cumple años Mariah Carey


Es una muy voluptuosa cantante, compositora, productora musical y filántropa estadounidense. Aunque no sé porque a casi todas las cantantes las tildan de filántropas, no me creo una mierda.
Bueno, pues eso, que está muy bien, que está maciza (o lo estaba) y que vale la pena ver un video suyo aunque tengamos la función "mute" activada.

Cumpliría años el buenazo de Carl Barks, historietista y guionista estadounidense. Hizo muchas de las historietas de la serie El Pato Donald, para la que creó Patolandia y muchos personajes que allí habitan, como Rico McPato o Gil McPato y los Chicos Malos. La calidad de sus guiones y dibujos le hizo ganar el sobrenombre de The Duck Man (El Hombre-Pato).

Cumpliría años la mierda de Theodor Dannecker, un hauptsturmführer (capitán) de las SS, que fue representante de Adolf Eichmann en París durante la ocupación alemana de Francia a raíz de la Segunda Guerra Mundial. Desempeñó un importante papel en el exterminio de los judíos de los Balcanes y la Europa Central.

No está nada mal la Carey, nada mal para hombres y lesbianas, tiene público en ambos espectros de lo sexual. El hijoputa alemán solo está mencionado como muestra de algo que no debería haber existido jamás, una mierda sobre la que escupir. Barks es todo un señor, un hombre ingenioso y al que le debemos muy buenos ratos de la infancia. 
Y mientras tanto, la primavera viene fría, cosa que está bien para combatir los futuros calores.

Buen sexo.
Iconoclasta

jueves, 26 de marzo de 2015

Muerto


Está muerto todo.
Todo lo que valía la pena.
No hay noches en penumbra de cuentos de miedo y fantasía. A lo sumo, un malestar por hallar el control para cambiar esa mierda de canal.
El sueño y la magia son cadáveres encuadernados, secos y tatuados en papel.
Qué pena.

Consejo para suicidas


(del libro, Historia del mundo sin los trozos aburridos, pág.: 360)


Kostas Karyotakis (1896-1928) fue un modesto funcionario en la Grecia desgarrada por las guerras de principios del siglo XX. Su olvidada vida interior se intuye en el título de sus dos principales libros de poesía: El dolor del hombre y Remedios de los males. Las últimas horas de la vida de Kayotsakis son un poema en sí mismo, un poema moderno...
Tarde del 20 de Julio de 1928. Un hombre de treinta y dos años se arroja a las mismas aguas que surcaron Ulises y Agamenón. Al cabo de varias horas, la corriente devuelve su cuerpo a la orilla. Se levanta y regresa a su casa.
Duerme, desayuna, se viste con su mejor traje, compra una pistola, se sienta en la terraza de un bar llamado El Jardín Celestial, pide un café, fuma un cigarrillo tras otro, escribe una nota, la guarda en sus bolsillos, paga la consumición, da un paseo por la playa, se tiende al pie de un eucalipto... Encuentran su cuerpo con una bala en el corazón. La nota decía:
"Aconsejo a cuantos sepan nadar que no intenten jamás suicidarse tirándose al mar. Durante diez horas me estuve peleando con las olas. Tragué una enorme cantidad de agua y, sin saber como, de vez en cuando subía a la superficie. Seguramente alguna vez, cuando tenga oportunidad, escribiré las impresiones de un ahogado."


Ojalá lo hubiera conocido, le hubiera dicho que valía la pena suicidarse; pero antes tenías que escribir tus impresiones de ahogado y hacerme reír, mi querido y admirado poeta muerto.

miércoles, 25 de marzo de 2015

Epigrama


¡Hostia puta qué daño!
La puta puerta...
(Adoro la filología que no aporta más beneficio que el desahogo culto y elegante)

martes, 24 de marzo de 2015

Unos guantes y un diccionario


He comprado unos guantes y un diccionario. Y caminando he pensado, porque es un mal inevitable pensar.
Y he imaginado morir aplastado por un camión.
Y lo que la gente se preguntaría al ver mis restos: ¿para qué quería usar guantes con el diccionario?
Y yo les respondería desde el otro mundo, que mis pensamientos se forman con palabras y muchas son sucias. Son todo lo sucias que puedo encontrar. Porque hay quien escribe de lo bello y a mí me ha tocado ser el carroñero.
Que está bien así, hay demasiados poetas. Prefiero la minoría aunque me joda, por eso me había comprado unos guantes, idiotas.
Y no por el  frío.
Para no envenenarme al fumar con mi propia suciedad. ¿Mejor así?
A veces, imaginar morir es una sorprendente sonrisa.

Una cruz en la cabeza


Hay una cruz clavada en mi cerebro, y la sangre escurre sobre las cejas creando una roja cortina en mis párpados. La cruz es solo una aleatoriedad, una rama de árbol con esa caprichosa forma, pero se le puede dar el simbolismo que a cada cual le salga de sus genitales.
Es un forma de morir como otra cualquiera. Yo me quedo con la más correcta: sin quejarse, sin perder demasiado tiempo.
Sin embargo, insultar está bien. Porque de lo contrario se corre el riesgo de morir y ser beatificado. Y sinceramente (nunca soy sincero, solo hijoputa), que te crean bueno y santo es humillante. Por eso la cruz que sangra en mi cráneo, la cruz es muerte y escarnio.
Y alardear de muerte es una forma de valentía como otra cualquiera.
Es una paranoia como el respeto a los demás. Nadie respeta a nadie, solo se soportan en el mejor de los casos, luego viene el desprecio, el hartazgo, el insulto y por fin una guerra.
Si nos soportan no nos respetan, solo son amables. Yo también se hacer eso, que nadie se crea demasiado sagaz y hábil. Los seres más básicos dominamos ciertas artes, es algo que va con la vida, con la supervivencia del día día.
Mejor dejaré el respeto solo para unos pocos. Muy pocos. Para alguno.
Necesaria y liberadora es la guerra, que en un planeta de moral hipócrita, es la única forma de matar sin ser juzgado, sin que se considere delito.
¿Alguien quería simbolismo? Tengo más, tengo la picha dura; podría concluirse que es un rigor mortis erectus, una forma de penetrar en la tierra como en vida hice en los coños. Hay partes del cuerpo más susceptibles con esto de la muerte.
Y con más ansia de protagonismo.
Pudiera ser que la cruz fuera un fetiche, una indecencia revestida de fútiles bondades.
De hecho, la cruz es la tolerancia al abuso y el amén a la mierda que come la peña.
He soñado  que habían ratas bajo mi cama y cuando les arrancaba la cabeza, eran personas. La cortina de sangre en mis ojos hacía interferencias de televisión y sus manitas en miniatura pedían piedad ya sin cabeza. Aún así, no sentía tristeza, solo una insoportable repulsión.
Y un Cristo ríe crucificado allá arriba, por encima de mis cejas, lo noto porque sus risas mueven la cruz y me mortifica.
Yo también me río, me parto. Esto es divertido de cojones.
Hay cosas que no deberían ser escritas... Y una mierda.
Todo se escribe si te conoces y te desprecias más profundamente de lo que cualquiera soñara poder hacer.
Esa mierda de cruz me irrita allá arriba, me la voy a fumar.
Clic... ¿Alguien me copia?
Corto y cierro.

lunes, 23 de marzo de 2015

Una tortuosa decoración



Siempre está la muerte para consolarme de una decoración banal e intrascendentemente barata. Tengo unas ganas de esconderlo detrás del inodoro...

domingo, 22 de marzo de 2015

El calor y el frío

Un clima puede ser bueno o malo para la salud anímica; pero si aún se es fuerte no hay que pensar en ello. Sobrevivo donde sea y como sea.
Lo que importa es el momento de escribir, el lugar adecuado para expresar lo que se desarrolla en este cerebro. Las temperaturas son importantes como lo son para los aparatos electrónicos de precisión.
Yo soy pura precisión quirúrgica, las emociones son cadáveres que destripar.
La sordidez de un paseo en la que el sol te aplasta o la maravillosa frescura que te lleva a caminar con más premura...
Con calor es fácil escribir sentado al aire libre en la sombra de un edificio o un árbol. Con el frío se es más telegráfico, se necesita ser rápido escribiendo todos los errores del planeta para que no se entumezcan las manos y le reste claridad a la escritura.
Con el calor se dulcifican las palabras, con el frío se endurecen y templan. La sintaxis varía en función de los grados de temperatura, como varía en función de la velocidad del viento que provoca  y arrastra las lágrimas de esperanzas y desesperanzas que hacen brillantes mis hermosos ojos verdes.
Mierda... Empiezo a divagar de nuevo.
Todo tiene sus desventajas e incomodidades. Porque claras ventajas, no las hay, para ello el planeta debería estar casi vacío de humanos que interfieren.
Lo bueno de ser malo, es que estás a salvo de hipocresías.

Y hace frío... Me tendré que arrancar las lágrimas con una navaja, como me arranco las emociones.

Viajes

Qué extraño y estresante es cambiar de continente. Cambia la luz y los olores, el sentido de la orientación, el agua y la comida.
Pareciera que nacemos en un lugar y para ese lugar, porque cuerpo y mente reaccionan con extrañeza.
No les hago caso.
Me dejo llevar por la mirada asombrada, atenta.
Es curioso como se intuye a los humanos en cualquier parte del mundo. Buena gente y cretinos son  los mismos en todos los lugares, con las mismas afecciones.
No hay sorpresas con la gente como las hay con los paisajes y la arquitectura.
Solo hay pequeño matices que a menudo pasan desapercibidos; en unos lugares son amables y en otros desconfían con menos diplomacia.
Un viajero siempre crea recelo, porque alardea de libertad con solo su presencia.
Solo una tarjeta de débito o crédito aceptada, es capaz de vencer el recelo.
La envidia es la más universal cualidad que existe.
Como morir... Los cadáveres pierden el calor de  la vida con misma rapidez en cualquier trópico o meridiano.
Muerte y envidia...
No me gusta la envidia.
Me gusta la mañana fría y silenciosa como la cálida que te despiertas con trinos de pájaros impacientes.
Disfruto lo frío y lo cálido; mi lugar es el planeta, yo no pacté fronteras al nacer. La mierda ya estaba hecha.
Sentirse orgulloso de ser de una ciudad o país, es lo mismo que sentir apego por una prisión.
Allá cada cual con su respeto por las delimitaciones de los mapas. Yo solo las aprendí para dar gusto a padres y profesores, jamás me las creí.
Lo real, lo que abunda y riega los suelos es la envidia y la muerte. El resto  son diplomacias más o menos elaboradas.
Las mañanas son siempre hermosas porque no existe quien las amargue.
 Y los entierros... Siempre se llora con la misma teatral intensidad independientemente de la calidad humana del occiso. No se llora a los muertos estadísticamente hablando, se llora la proximidad de la muerte.
Aunque no hace falta viajar para saberlo.

sábado, 21 de marzo de 2015

Una noche en blanco

He pasado la noche en blanco.
Y ha llovido y me han faltado los ronroneos de una peludas amigas.
Y he sentido la melancolía, porque la falta de unos seres, te aboca a la tragedia de otros.
Padre muerto y madre muerta... No es tragedia, los padres y las madres mueren; pero no me importan los otros, me importan los míos. Soy egoísta con lo que amo, con lo que amé.
Es un buen momento para pensar en ellos con una lágrima, aunque sea tatuada y no moje. Un regalo a sus muertes.
Tengo la impresión de que no seré llorado, cuando muera. Tengo  la impresión de que me lo gano a pulso. Tengo la impresión de que no quiero hacerlo de otra forma.
Tengo la impresión de que no soy humano, solo un híbrido de no sé qué, no sé para qué.
Añoro a los muertos sin necesidades, me conformaría con verlos respirar aunque no me dijeran nada, aunque no me besaran o abrazaran.
Aunque a veces son inquietantes...
Cristo era la obra de un par de mellizos, por eso no lo reconocía nadie cuando uno de esos hermanos dijo ser Cristo resucitado. Siento la misma sensación cuando mi padre se me acerca en sueños y no lo reconozco. Es más joven que yo, me da miedo que esté muerto y me hable. Hay hostilidad en los muertos cuando sueño con ellos. Como si les molestara tener algo que ver con los terráqueos, como si les recordáramos lo que eran.
El ruido de los coches en el asfalto mojado, me saca de ese bache de melancolía con un sobresalto.
Es de agradecer que algo palpable te arranque de lo impalpable y lo grotesco.
Es de agradecer la mecánica, un ruido que arrastre los silencios de las pérdidas, sean cadáveres o no.
Estoy abandonado a mí mismo, es un buen momento para un suicidio en el caso de que fuera un romántico y valiente como el joven Werther; pero solo soy un cínico sin demasiada pasión.
Ya lo sé todo, este mundo es poca cosa para mí.
Y aún así, de repente, te das cuenta que la añoranza tiene garras que hieren por dentro, que desgarran pequeñas fibras que hacen vibrar martillos de piano en la médula ósea.
Y cierras el puño en un gesto inútil.
El bum-bum de las sienes que lanzan sangre al cerebro para hacer más grande la tristeza y el humo de un cigarro que embriaga la oscuridad aunque parezca imposible, son cosas que te quitan el sueño quieras que no.
Está la muerte súbita y la tristeza súbita.
Es hora de fumar cianuro... Aunque prefiero un café y un marlboro, aparte de no ser valiente, tampoco soy tan tonto.
Dan ganas de meterse entre unas piernas y comerse un coño para dejar de fumar un rato, es más sano. Eso ayuda a no pensar en lo que murió, en los ronroneos precisos y preciosos de quien te ama a pesar de saber qué soy y que crees oír aún muy cerca de ti.
La erección es solo un acto reflejo de pensar en ese coño, no trascenderá más allá de una molestia breve. Cuando uno está triste, el pene se solidariza un poco más tarde, como si fuera el hermano siamés deficiente de uno mismo.
Mierda, parece que estoy creando un sueño despierto.
Tal vez un día, seré romántico y valiente, aunque sea a una edad indigna.
Porque la vejez es indigna, es decadencia. Cuantos más programas de entretenimiento y actividades realizan para la tercera edad, más pienso en la necesidad de morir un poco antes de hacer una cola de cien individuos para tomar un chocolate aguado peleándome por ser el primero y poder repetir de nuevo.
Tuve suerte que esos no eran mis padres.
Padre nunca sería así, y madre murió con tal locura que se convirtió en única.
Tengo sueño y tengo la certeza del dolor en los huesos, porque la mañana lluviosa promete que la humedad va a calar en el ánimo y el organismo palpable.
Me dormiré en sillón con un cigarro entre los dedos, tal vez arda, los borrachos y los tristes mueren así; pero es un descanso saber que es algo en lo que no puedo intervenir.
Sale el sol y la luz me abandona es curioso...
Buenas noches-días, mundo idiota.
Y si el sillón se quema conmigo que nadie sonría, le puede pasar a cualquier otro demente, nadie está libre de resucitar de mierda.
Estoy confuso...