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miércoles, 20 de febrero de 2013

Violencia del cine coreano




La violencia de las películas coreanas es épica. Desmesuradamente romántica.
La sangre mana como el sudor y parece no acabar nunca, las armas de fuego  son espadas mágicas que parecen rellenarse de balas divinas salidas de algún buda bonachón.
Mola, me gusta. Y algo de fantasía no puede hacer daño, ya que las películas históricas y las que se basan en hechos reales, son decepcionantemente mediocres y previsibles. Sobre todo porque además, tiene una gran calidad comparadas con el cine de otros países como España, México, Francia y las películas de videoclub norteamericanas.
Los hay estúpidos que ven este tipo de cine como si fuera la gran puta enseñanza de su vida. Creen que la realidad es más o menos parecida, porque además de idiotas su nivel cultural es el de un marrano. Y así, cuando se ganan un balazo y se desangran dolorosa e irremisiblemente, se mueren pensando en que algo ha fallado.
En los países dados a los tiroteos, ocurre a menudo con la juventud cuyos padres son unos tarados por cosas de copular con hermanas y primas. De ahí que se maten con tanta frecuencia  e incluso se descuarticen alegremente.
Adoro la bala artística que masacra con elegancia.

Buen sexo.
Iconoclasta

domingo, 6 de enero de 2013

Muertes navideñas




¿Por qué es tan triste morir en campaña navideña?
(Aclarando: es triste para muchos. Porque a mí me suda la polla morir en navidad o en el día de la fiesta nacional de Yibuti).
Todo es por culpa de la publicidad y de aquella cancioncilla: “Vuelve a casa vuelve. Por navidad”.
Qué chochos…
Lo importante es que haya más espacio. Estoy harto de apreturas; que se mueran cuando quieran, pero que lo hagan, coño.
Y si sois sinceros, estaréis de acuerdo conmigo en que no hay nada como tener un muerto que murió en estas fechas cuando pasa la publicidad sensiblera por la televisión. Eso une más a tu mujer con su amante. No tiene una mierda que ver; pero si ella dice que su primo tercero murió en navidad, tú te la follas con piedad cristiana y sin preocuparte demasiado por el condón.
Además, los que mueren en navidad, tienen una muerte más dulce; cosa que es lógica por el alto nivel de glucosa de tantos dulces baratos que toman.
Luego (“aluego” para los más navideños que son los más incultos) viene la borrachera con los licores también navideños y comienzan entonces a salir los trapos sucios del difunto, que hacia las cinco de la tarde de la comida de navidad, tras tomar todos cava y licores como camellos (abuelitas y pequeñines includes), resulta que el occiso era un hijolagranputa. Y acaban riéndose en familia de lo pequeño que era su pene.
Muerte entrañable, dulce y jocosa. Maravilloso.

Buen sexo.
Iconoclasta