El viejo y multimillonario hechicero, al igual que con su pandemia de coronavirus, no callaba ni debajo del agua y aparecía en su prensa como diez o doce veces por semana para cuidar de sus inversiones, por supuesto.
Ni caso al charlatán, es un mero buhonero. Simplemente paga por su famoseo y paga bien.
Que nadie se crea lo de sus superpoderes mentales y su sabiduría chamán.
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