lunes, 23 de diciembre de 2019

La ingenuidad del analfabetismo


"No saber lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser incesantemente niños.”
Cicerón.
Siempre lo he pensado así.
Os explico:  “niños” es un eufemismo piadoso por “idiotas”.
La idea es la misma para quien se cree versiones “raras” y distorsionadas de la historia, debidamente acomodadas a las ideologías de moda en cada época de la mierdosa humanidad.
El analfabetismo, al no permitir comprender lo leído, es campo abonado para las infecciones de la mentira histórica. Y un bocado de dulce imbecilidad para los crédulos iletrados.
Leer crepúsculos, guerras del hambre y de enigmas facilones de iglesias y números falsamente históricos, no es algo de lo que sentirse orgulloso ni de considerarse lector profesional.
Y al igual que los borregos, los idiotas se apiñan y amontonan entre sí para rendir culto a su ociosidad y absoluta y mísera ignorancia “infantil” (eufemismo, claro).

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