viernes, 13 de diciembre de 2019

El deseo y las estaciones


Me gusta sentir un frío paralizante y llegar ansioso a casa para refugiarme en tu calidez, en la húmeda y cálida viscosidad de tu coño.
De tus muslos teológicos.
No soy más que un patético aventurero que llega por fin al centro del mundo, tú; sorteando los riesgos y las indignidades de la mediocridad. Cansado y helado.
En invierno es absurdo pensar en el calor; pero cuando llegue el verano (si sobrevivo a la congelación), me dirigiré a casa con la obscena intención de meterme en ti y que las pieles brillen empapadas de sudor.
Amantes radiando un amor atómico…
Tengo una forma concreta de amarte para cada estación.
Para follarte…
No es estrategia, amor. Surge espontáneo de pensarte una y otra y otra y otra vez. Eres mi carnal plegaria para sobrevivir al hastío vital.

No hay comentarios: