sábado, 17 de septiembre de 2016

La pura realidad


En principio era una máscara de rojos labios de mujer y ojos cercados por purpurina dorada. De piel blanca de geisha.
Pero toda esa delicadeza y sofisticación no cuadra con lo que sé de la vida.
Compré acrílica negra y reparé el error.
Ha perdido en belleza; pero la contundencia de la verdad me da paz.
La belleza maquilla la mentira.
No puedo engañarme a mí mismo, no en mi guarida.

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