Lo malo de estar solo es estarlo en un lugar horrible y no disfrutar de una auténtica soledad. La soledad contaminada con hipocresías, egoísmos y vanidades ajenas es un infierno del que hay que salir, duela a quien duela. Aunque se destroce uno mismo y apenas quede tiempo.
La comodidad no es un pretexto para un mal vivir, hay que tener huevos. Al fin y al cabo el cáncer duele más y da más miedo.
Estamos locos los malditos escritores malditos entre los malditos.
En definitiva, cualquier dolor es deseable a cualquier mediocridad.
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